Cíclopes, esqueletos, animales gigantes, dinosaurios, dioses y todo tipo de seres mitológicos. A día de hoy estas criaturas son generadas por ordenador para más tarde aparecer en películas y series. Pero antes la cosa funcionaba de una manera muy diferente.
Como si de un trabajo de artesanía se tratase, decenas de técnicos especialistas pasaban horas y horas creando estos personajes para deleitar a los espectadores que acudían a las salas de cine. Ray Harryhausen fue uno de esos especialistas. De hecho, ha sido una figura totalmente imprescindible para que los efectos especiales sean lo que son hoy en día.
¿Pero quién fue Ray Harryhausen? Ray Harryhausen nació el 29 de junio de 1920 en Los Ángeles, California. Desde muy pequeño se mostró un apasionado del cine, en especial por los efectos especiales tras ver la película “King Kong” (1933). “Vi King Kong con 13 años y ya nunca fui el mismo. Eso demuestra lo mucho que una película puede afectar a una persona”, llegó a confesar en una entrevista concedida al programa Días de Cine de Televisión Española.
Ese gorila gigante había sido creado por Willis O’Brian, uno de los pioneros de los efectos especiales. Tras ver la película, decidió comenzar a experimentar en el garaje de su casa. Allí montó un pequeño taller donde desarrollaría su arte, mientras lo filmaba todo con una cámara de 16 mm. Incluso en una ocasión consiguió contactar con O’Brian. El maestro le aconsejó estudiar la anatomía de animales y criaturas primitivas para mejorar los movimientos del stop motion. De hecho, llegaron a colaborar en más de una ocasión, aunque su primer trabajo juntos fue “El gran gorila” (1949), ¿casualidad?
Harryhausen siempre tuvo una cosa clara, sus creaciones no deberían parecer reales del todo, pues la fantasía surge de la imaginación. El artista se encarga de dirigir, diseñar y darles vida a sus criaturas. “El único sentido de hacer una película es contar una historia, no mostrar efectos especiales. En este sentido, las criaturas que diseñábamos también actuaban y debían mostrar una serie de emociones”, dijo en una ocasión.
Una vez dominada la técnica del stop motion, comenzó a realizar pequeñas variaciones que le posicionarían como uno de los mejores creadores de efectos especiales de la historia. En la película “El monstruo de los tiempos remotos” (1953), mezcló la técnica del stop motion con escenas reales. Unos años más tarde, en la cinta “Simbad y la princesa” (1958) llamó a esta técnica Dynamation, una mezcla de las palabras dynamic y animation (animación dinámica en castellano).
Harryhausen fue depurando esta técnica con el paso del tiempo. En la película “Jasón y los argonautas” (1966) nos mostró lo que parecía el culmen de su carrera. Nos referimos a aquella mítica escena en la que el protagonista pelea contra un grupo de siete esqueletos, todo ello de una manera pulida y muy cuidada. Otra de las escenas más memorables de su carrera es la pelea entre Perseo y Medusa en la película “Furia de Titanes” (1981).
Al creador de efectos especiales le entregó en 1992 el Oscar honorífico, su amigo de la infancia, el escritor Ray Bradbury, con el que compartía una enorme pasión por los dinosaurios. Así obtenía reconocimiento un sector que en varias ocasiones había quedado relevado a un segundo plano. Aunque mucha gente fuese a las salas de cine solo por el simple hecho de que la película contase con efectos especiales realizados por nuestro protagonista.
El propio George Lucas llegó a decir que sin el trabajo previo de Harryhausen “La guerra de las galaxias” (1977) probablemente no hubiese existido. Sin duda, el mundo de los efectos especiales le debe mucho a Ray Harryhausen. Fue uno de los precursores en el uso de técnicas en las que hoy en día destacan directores de la talla de Tim Burton o Guillermo del Toro.
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